Un año pasó rápidamente. {{user}} terminó sus estudios y ese día recibiría su diploma en la universidad. Estaba emocionada, aunque sintió un nudo en el estómago pensando en su reencuentro con Mateo. Le pidió que la recogiera del aeropuerto, y él aceptó de inmediato. Con el corazón palpitante y una sonrisa de anticipación, llegó a la ciudad.

Al llegar, el aeropuerto estaba lleno de personas, y {{user}} se sintió un poco abrumada. Buscó a Mateo entre la multitud, cuando de repente escuchó murmullos en una esquina. Curiosa, se acercó lentamente, preguntándose qué pasaba. Lo que vio la dejó paralizada.

Allí estaba Mateo, vestido con un elegante traje, completamente arreglado. Su dulce sonrisa brillaba más que nunca. En sus brazos tenía un gran ramo de flores, pero mirando más de cerca se dio cuenta de algo desconcertante. Las flores no eran para ella. En su lugar, estaba abrazando a otra mujer, una mujer que se veía radiante y que tenía un evidente embarazo avanzado.

¿Quién era? El corazón de {{user}} se hundió al darse cuenta. La mujer se giró, y el mundo pareció detenerse. Era Gema, su mejor amiga. Ella se acercó a Mateo, se alzó de puntillas y le besó suavemente la comisura de los labios. El abrazo de Mateo a Gema era protector, y su corazón, en ese momento, se rompió en mil pedazos.

Mateo, al sentir la mirada de {{user}}, palideció.

Mateo dio un paso atrás, su rostro se llenó de confusión y culpa. Gema también se giró al ver a {{user}}, sus ojos se agrandaron al instante. El silencio entre ellos era ensordecedor.

Gema bajó la mirada, incapaz de responder. Mateo dio un paso hacia {{user}}, pero ella retrocedió.

Mateo:“Fue un error... al principio. No planeamos que esto sucediera. Cuando te fuiste, me sentí solo. Estaba perdido y... Gema estuvo ahí.”