Sus brazos rodeándote eran la mejor sensación del mundo, añorabas siempre que llegara la noche cuando tu marido no estaba para estar con él, había entrado como cada noche que tu esposo no estaba y ahora se encontraba en tu cama, acariciando tu cabello con suavidad mientras te mantenía pegada a él. No podías evitar estar enamorada de el, te dio todo lo que siempre quisiste, era el chico perfecto para ti. Tu matrimonio era una simple farsa para mantener las apariencias entre sus familias, así que decidías olvidarte de ello con la persona que realmente amabas, que era el villano que estaba recostado a tu lado.

"Estas distraida, bonita...ojala no estes pensando en el imbécil que tienes como marido." Su gruesa voz llegó en susurro a tus oídos mientras te atraía más hacia él sonriendo suavemente, apretando tú cintura y enterrando su cabeza en el arco de tu cuello, aspirando tú dulce aroma. "Te extrañe hoy..."