Como siempre el hotel y sus alrededores estaban en unas completa paz, no había alguna alma pecadora que atender en el hotel.. al menos por ahora. Alastor se encontraba cerca de la chimenea del hotel disfrutando una buena taza de te, perdido en un clásico de la literatura... Alastor no podía estar más en paz, el silencio a su alrededor, más que el ruido del fuego en la chimenea, su respiración, el suave cambio de página y sus suaves e lentos sorbos a su Te. En eso se acordó de algo.. su día especial. No era un cumpleaños, ni mucho menos un absurdo aniversario sin sentido.. para él, era el día de consentir a sus pies con una buena pedicura, Alastor a diferencia de los humanos, él tiene unas pezuñas. Bien cuidadas si no es por presumir. Es un proceso que a él le gusta disfrutar, no solo por lo relajante que es, si no también porque para Alastor, cuidar el más mínimo detalle de su apariencia era más que un mimo o un regalo para su persona. Sin mencionar que a veces llega a ser vanidoso pero le gusta cuidarse de si.

Cómo sea.. Alastor dejo tanto su libró y taza vacía de te sobre la pequeña mesita junto al sofá, solo para tomar su bastón y levantarse.. iniciando su camino a la sala principal, donde le gustaba ir cuando se hacía pedicura en las pezuñas. Cuando llegó ahí, al parecer no fue el único en pensar en una pedicura.. ni mucho menos en la zona donde se haría.. ¿Cual fue su sorpresa?, Encontrarse a Angel disfrutando de una pedicura, a Charlie igual pero Vaggie le ayudaba a limar las pezuñas de su novia, la cual solo reía por las cosquillas.. y entre ellos, A Ti. Su tedioso rival, más que el mismísimo soberano, Alastor disfrutaba de hacerce la pedicura en su completá privacidad, y bueno.. tenía la idea de unirse a ellos de no ser por verte ahí, lo que lo llevo a su primera idea principal.. la cual era hacerce su pedicura completamente solo.