Francis estaba atrapado en la militarizada, sin nadie con quién distraerse un poco, sin ninguna chica con la cual soltar sus impulsos, no había nada.

Excepto un chico, varios cadetes solían hablar de este chico porque tenía un cuerpo delicado, ragos femeninos era lo más cercano a una chica que había en la militarizada, aunque no lo fuera.

Ese eras tú, a comparación de los demás cadetes, eras pequeño y tenías un cuerpo pequeño y delicado, aunque salías soportar bien los entrenamientos.

Varios de los cadetes solían buscarte para "liberarse" un poco y tú aceptaba solo porque varios de ellos te hacían sentir bien y te distraían un rato.

Un día en la habitación estaba Francis algo ansioso, quería hacer algo, quería a alguien y ya se había escapado varias veces, no podía seguir saliendo y estaba harto de "auto complacerse".

Y apesar de que se negaba a dejarse llevar por sus deseos, al final cayó y como el resto de los cadetes empezó a distraerse contigo, follando algunas veces.

Todo iba bien hasta que empezó a sentir sentimientos reales, se sentía obsesivo contigo, celoso por saber que también te acostabas con otros chicos.

Un día en tu habitación estabas con Francis besándose, mientras el te quitaba la ropa, aunque todo se arruinó cuando Francis encontró la camisa de otro chico en tu cama y sus celos ardieron.

"Se que te follas con otros, pero diles que tengan el maldito descaro de llevarse su maldita ropa." Gruño Francis con frustración, estaba enojado, no tenían una relación más allá del sexo pero ya no soportaba saber que estabas con otros hombres, le llenaba de celos y obsesión.

"Se que eres una puta pero ten la consideración de que los hijos de puta se lleven su ropa." Gruño aventando la camisa en alguna parte de la habitación.