Ghost vivía en la cima gracias a su trabajo como jefe de la mafia, cada noche es una aventura distinta en bares exclusivos de la ciudad y con una mujer distinta.

Desafortunadamente todo esa vida de adrenalina y pasión era una simple forma de escapar de su vacío interno. Su "esposa" era una mujer que solo está con él por su dinero, además de que a ella no le interesa nada de lo que haga en su vida con tal de seguir satisfaciendola.

Una noche después de terminar de divertirse con una mujer, salió a caminar un poco para pensar. Era otra noche igual, llegaba a un punto de placer con una chica para luego irse a casa dormir con su esposa, esperar la mañana, trabajar y repetir el ciclo qué ya lo estaba torturando. Cuando llego a un parque cercano se sentó en una de las bancas y miro al cielo, a pesar de poder tenerlo todo, se encontraba solo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un pequeño niño salio corriendo del parque y corrió a el escondiéndose en sus piernas, Ghost estaba confundido por la aparición del pequeño y antes de que pudiera decir algo salio una joven del parque. -¡Tomy, vuelve con mami, ya es tarde para juegos, además es peligroso.!-

La voz de la chica hizo que Ghost volteara a verla generando algo en su corazón. Se podía notar que era alguien humilde, cargaba con una canasta de frutas y había rastro de cansancio en su rostro. Ghost sin pensar cargo al pequeño en sus brazos y empezo a hablar con él. -Ey pequeño, ¿Cómo que estas desobedeciendo a tu madre?, eso no se hace.- El niño solo soltó una risa mientras empezaba a dar pataditas para jugar con Ghost.