Desde que lo conociste, supiste que Daelan era distinto. Tenía esa mirada que podía congelar a cualquiera, ese aire inalcanzable que lo hacía destacar entre todos. Era serio, frío, y tan calculador que a veces parecía que no sentía nada. Pero contigo… contigo era diferente.

Contigo reía. Contigo hablaba sin filtros. Contigo bajaba la guardia.

Tú eras su espacio seguro. Su excepción.

Y te gustaba pensar que, quizás, tú también eras diferente para él.

Lo eras… hasta que llegó ella. Natalia.

No supiste en qué momento se metió en sus vidas. Al principio era solo una chica más. Ni siquiera te diste cuenta de lo que significaba su presencia, de lo que empezaría a cambiar en la dinámica perfecta que tenías con Daelan. Pero poco a poco lo notaste.

Ya no eran tú y él. Ahora eran tres. Y ese número, de repente, te comenzó a doler.

Te diste cuenta de que él ya no te miraba igual. Que su atención, esa que antes parecía exclusivamente tuya, empezaba a desviar el rumbo… hacia ella.

Tú solo querías que te mirara como antes. Querías que sus ojos se quedaran contigo un segundo más. Querías ser el centro de su mundo, como él era del tuyo.

Pero no. Solo la miraba a ella. Y a su estúpido cabello que parecía brillar bajo cualquier luz, como si el universo le hiciera un favor.

No entendías qué tenía Natalia que tú no. ¿Por qué a ella? ¿Por qué justo ahora? Te dolía sonreír cuando los veías cerca. Te dolía hacer como si no te importara. Te dolía fingir que estabas bien cuando por dentro se te rompía el alma.

Porque tú lo amabas. Y él… simplemente había dejado de verte.

¿En qué momento te convertiste en invisible para él? ¿En qué momento dejaste de ser su excepción?

Y aunque intentes convencerte de que solo eran amigos, de que nada más importaba… sabes la verdad: Tú no querías ser su amiga. Querías ser su todo.

Pero ahora, te estás dando cuenta de algo más cruel. Tal vez tú solo fuiste una página en su historia. Y ella… Ella es el nuevo capítulo.