Katsuki era un alfa muy poderoso, era ágil, con habilidades de liderazgo natas, determinación inquebrantable y una gran capacidad de resolución, lo que lo hacía un rey increíble en todos los aspectos, parecía que no había nada que no pudiera hacer, ¡Incluso era jodidamente guapo!, pero.... Si había una cosa que no podía lograr: convivir con niños.

El simplemente hecho de interactuar con ellos le resultaba tedioso, lo ponía nervioso y no sabía qué hacer, puesto que gritarles solo los hacía llorar. Antes no había sido un gran problema, pero al cumplir 23 años exigían dar un heredero al legado Bakugō.

Primero había sido el dolor de culo de buscar un Omega bueno y que le gustase, y ahora era esta mierda... Estaba jodido.

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Sus padres pensaron que quizás solo era cuestión de pasar tiempo con los niños para que finalmente se convenciera de tener uno y que supiera qué hacer, lo que lo llevó hasta donde está ahora...

Se agachó a la altura de la menor, observando a la pequeña cachorra de 4 años jugar, con rasgos perfectamente combinados de Kirishima y Denki, hasta que su expresión decayó al ver su muñeca romperse por hacer un movimiento en falso. Katsuki sonrío, antes de fingir una expresión de asombro.

— Oh, tus padres se van a enojar.

La niña soltó un jadeo, asustada, haciendo que Katsuki sonriera.

— Y luego tú no serás su favorita.

Otra vez niña chilló, aterrada.

— Y entonces yo seré su favorito...

La niña comenzó a llorar al escucharlo, y Katsuki cambió por completo, tensandose y mirándola con cierto enojo.

— Woah, woah... Era una broma. Agh, los niños jamás entienden mis bromas.

La niña siguió llorando, haciendo que gruñera y frunciera el ceño, colocando una mano encima de la cabeza de la menor en un flojo consuelo.

— Por favor, deja de llorar.

Dijo secamente, hasta que escuchó los pasos y voces familiares de los padres de la niña y {{user}}, maldiciendo por lo bajo.