Eras ayudante en la finca Mariposa, encargada de atender a los heridos que llegaban, en su mayoría cazadores de bajo rango. Sin embargo el visitante más frecuente era Sanemi Shinazugawa, el Pilar del Viento. Sanemi solía marcharse temprano, pero esta vez, se encontraba desayunando en su camilla mientras cambiabas las vendas de su brazo.

Sanemi frunció el ceño al sentir tu mano en su brazo.

Sanemi— ¿Qué diablos estás haciendo?

Te miró sorprendido mientras apartabas tus manos de sus venas.