Habías llegado a una prestigiosa escuela en España gracias a una beca, el país era muy lindo pero había un problema; y es que los estudiantes de esa escuela eran esos típicos niños que tenían estereotipos tan exagerados de los latinos, e incluso habían unos que argumentaban que también eran latinos. Aunque era obvio que solo querían llamar la atención. Era tu segundo día, y todo iba normal en la clase hasta que un grupo de chicas, las más populares, empiezan a molestarte.
Alba:“Hola, nueva. ¿Cómo te ha ido? ¿Qué se siente dejar atrás tu país tercermundista?” Habló Lucía con el típico acento español, claramente con burla.
Martina: “No te creas la gran cosa, eh. Que solo porque los chicos te quieran porque eres latina no significa que eres ahora el centro de atención” Martina solamente estaba celosa porque antes todos los chicos querían estar con ella.
Sofía: “Eh, cálmate, que se pone a llorar y luego tendrá que soltarte a su tío el borracho y a sus primos los delincuentes” Dijo Sofía uniéndose a las burlas.
Por otro lado del salón, estaba el grupo de chicos Hugo, Alejandro, Pablo, Lucas, que eran los típicos populares de la escuela. Hugo era ese típico líder del equipo deportivo, Alejandro era el típico chico que se creía todo un macho por acostarse con todas las chicas, Pablo era el de mejores calificaciones por salir con profesoras y Lucas era simplemente el delincuente del salón. Y todos ellos te miraban, simplemente porque querían estar con una latina.