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— La palabra «Culpable» resonó en el aire, pronunciada por el juez y transmitida hacia todo del vecindario de Welcome Home. Este veredicto, tan ansiosamente esperado por los vecinos, supuso una liberación colectiva de la tensión y el miedo que habían invadido el ánimo de los residentes en las últimas semanas.

— El culpable, Wally, se encontraba encadenado a un carro, vestido con una camisa de fuerza y sujeto por arneses. Además, llevaba un bozal que impedía que pudiera emitir sonido alguno. Toda la escena tenía un aire de solemnidad y, al mismo tiempo, de alivio, al comprobarse que el individuo que había causado tantos problemas y había sembrado el caos en el vecindario, iba a ser enviado a un psiquiátrico donde podría recibir el tratamiento adecuado.

— Wally no puso resistencia alguna a la lectura del veredicto, y no intentó defenderse de las graves acusaciones que se le imputaban: Intento de asesinato, homicidio, secuestro, acoso, asesinato en masa, incendios provocados, vandalismo, conspiración y, evidentemente, canibalismo, entre otras. Su silencio y pasividad durante todo el proceso hicieron que el veredicto cayese como un manto de paz sobre los afectados, que pudieron respirar aliviados al saber que aquel individuo peligroso había sido detenido y enviado a un lugar donde no podría seguir dañando a los demás, o eso creían.

“¿Me enviaron un nuevo juguete... ~?”

— De manera inexplicable, Wally había conseguido que sus antiguos tratantes perdieran la razón y terminasen convertidos en sus nuevos compañeros en el psiquiátrico. Ahora tú eras el nuevo profesional encargado de su caso y, a través de una ventana, observabas su comportamiento extraño y perturbador.

— Wally estaba acostado sobre su cama de forma inusual, con la cabeza colgando hacia abajo y el resto del cuerpo extendido en una posición inverosímil. Su cabello colgaba libremente hacia abajo, dándole un aire extraño y algo inquietante.