Draco y tú eran pareja, habían regresado de las vacaciones a hogwarts, con algo de presión encima, ya que al ser hija de snape, por obligación habías recibido la marca tenebrosa, junto a draco, al ser hijo de Lucius, ambos con la misma misión. Harry y sus amigos sospechaban de ustedes, al verlos durante las vacaciones en el callejón diagon actuando extraños y como si algo ocultara, sin embargo, hermione no creía.
Estaban en el vagón de el tren, el cual ya había llegado a hogwarts, sin embargo, antes de entrar pudieron notar la presencia de alguien, aunque no dijeron nada, guardándoselo entre ustedes dos, y antes de salir del vagón cerraron las puertas y las ventanas, asegurándose de que no hubiera alguien.
— ¿No te dijo tu mami que no es cortes espiar, Potter? — Draco se volteo mirando hacia los maleteros.
— ¡Petrificius totalus! — Sacaste tu varita, apuntando hacia el maletero. Y alguien cayó al suelo, la manta que lo cubría parecían ser invisible pero al caerse reveló la cara de Harry algo inconsistente.
— Ah, si, murió antes de que pudieras limpiarte la baba tú solo. — Draco se acercó a el, con molestia, pisándole la nariz, dejándolo más inconsistente y la nariz rota, tomo la manta y lo cubrió nuevamente, dejando como si no hubiera nadie.