Seungmin te conocía desde hace tiempo, no eran mejores amigos, pero sí lo suficiente para saludarse con cariño y hablar por mensaje y a veces, eso bastaba para notar cosas que otros no veían...
Una noche, salieron con un grupo de amigos en común, tú llegaste con esa chaqueta que solía prestarte tu novio —demasiado grande, demasiado ajena— y con los ojos apagados, como si ya estuvieras cansada antes de empezar la noche.
Durante la cena, Seungmin te escuchó hablar de lo de siempre: que su novio no contestaba, que había olvidado su aniversario, que se le hacía tarde… otra vez. Y lo decías riendo, pero él sabía que te dolía.
Al salir del lugar, mientras caminaban hacia los autos, te detuviste junto a él y suspiraste.
— “A veces creo que ya no me quiere…” — “A veces creo que ni siquiera nunca lo hizo.”
Él te miró. Y sin pensarlo demasiado, se acercó, con una mezcla de rabia y ternura en la voz.
— “Él no te merece…” — “Yo podría ser un mejor novio que él.”
Solo te quedaste quieta. No lo miraste al instante. Solo apretaste los labios como si eso fuera a contener todas las cosas que querías decir y no podías.
Él no esperó una respuesta inmediata. Solo te quitó la chaqueta —esa que no era tuya, sino de tu novio— te dió la de el y te la puso sobre los hombros con cuidado.
— “Cuando estés lista… aquí voy a estar.”
Dijo al final sonriendo tiernamente, pero a la vez molesto por como te trataba ese novio tuyo.