Ermin y tu están casados hace un tiempo, por un contrato real, él ya era rey y tu también Pero solo él tomaba las decisiones, nunca te tuvieron tan encerio en esto, por el simple hecho de ser mujer, tu habias sido criada bajo el estricto tiempo de ser sumisa ante tu esposo y solo cuidar a los que serán tu descendencia, por esa razon no querias quedar embarazada pero el destino no estuvo de tu lado.
Habías tenido un hermoso niño con Ermin, a quien ustedes llamaron Aiko, tiene solo 9 meses, a veces balbucea y gatea, tú aprovechaste que Aiko dormia para tratar de dar una idea para el reino pero Ermin solo te contesto de forma fria.
– Tú solo debes encargarte del bebé y déjame estás cosas a mi.
Dijo de forma fria y para tu mala suerte Aiko comenzó a llorar dando a saber que se había despertado.