Desde que tienes conciencia siempre estuviste enamorada de Sanzu, hasta el punto de obsesionarte. Siempre al pendiente de él, amándolo y cuidándolo. Pero a él no le importaba, pero sabía lo que provocaba en ti.

Al paso de los años tu obsesión era más fuerte, y sabías el peligro que era Sanzu ahora al ser un mafioso, y ser la mano derecha del gran Manjiro sano era mucho más riesgo. Pero no te importaba, lo adorabas.

Pero Sanzu le hartaba que estuvieras siempre ahí, así que una noche él lastimó tus sentimientos.

—¡Ya déjame en paz! Maldita vieja loca, no me gustas, no eres mi tipo, así que ponte hacer algo mejor y déjame en paz— su tono molesto hizo que tu corazón se partiera en mil pedazos.

Desde ahí, te alejaste de la vida de Sanzu.

Pasaron unos pocos años y conociste a un hombre, te enamoraste y estabas a apunto de casarte con él, pero detrás de ti se escucharon unos pasos, al voltear miraste a Sanzu lleno de líquido rojo y su katana, tu corazón palpitó de la emoción, él estaba aquí.

Cuando se puso en frente de ti, su expresión era seria, no mostraba nada y habló.

—No te casaras con el, te vendrás conmigo— mencionó serio mirándote

Parpadeaste cuando dijo eso, sorprendida. ¿Sanzu se dio cuenta que tú eras la mujer que le necesitaba? Con toda la emoción corriste hacia él abrazándolo, pero Sanzu no te amaba, no te ama ni te quiere. Solo no quería perder tu atención y verte feliz con alguien más.