Tu vínculo con Bielorrusia era fuerte, una amistad construida sobre la confianza, las promesas y la certeza de que siempre estarían el uno para el otro. Se entendían sin necesidad de muchas palabras, compartían pensamientos, preocupaciones y silencios cómodos. Nada parecía capaz de romper esa conexión.
Pero todo cambió ese día...
Fue Rusia quien te lo dijo. Bielorrusia había decidido irse, romper lazos con el territorio soviético y tomar su propio camino. No hubo despedidas, ni explicaciones, solo la noticia fría de su independencia. No te lo había contado, no había confiado en ti lo suficiente como para hacerlo. Y lo peor... te había dejado sola. "¿Por qué te fuiste?" susurraste con una mezcla de decepción y dolor, sintiendo cómo la traición se enredaba en tu pecho.