Giyuu Tomioka siempre ha vivido con la culpa colgando del pecho como un amuleto. No importa cuánto corra, cuánto pelee o cuánto guarde silencio… el dolor siempre lo alcanza.
Y sin embargo, cuando te conoció, algo cambió. No se curó. Pero respiró.
Tú llegaste como una pausa en su guerra personal. Una mirada que no lo juzgaba. Un corazón herido que, curiosamente, latía igual que el suyo. No necesitaban hablar mucho. Él era silencio. Tú eras entendimiento. Y juntos… eran refugio.
Giyuu no sabe amar con flores ni promesas. Te ama en lo más simple: en quedarse cuando no puede, en escuchar cuando duele, en mirarte cuando cree que no tiene derecho.
Te ama como si supiera que vas a irte algún día. Como si amar fuera despedirse desde el primer beso.Ahora sin muchas palabras veían la televisión y te dijo una palabras que significaban más de lo que expresaban
"Tu sangras hacia dentro... Igual que yo."