De niño en la primaria siempre aparecías golpeado o con un brazo roto, nadie hacía nada, porque sabian que tu padre era un Yakuza y tu madre una alcohólica. Tu padre por un mínimo error te golpeaba, pero con el tiempo le tomo asco tu madre, le repugnaba verla y comenzó a abusar de ti aunque solo eras un niño. Eso te dejo un gran trauma y peor fue, ya que a medida que creías comenzó a hacerlo más seguido. Hasta que lograste huir de casa.

Estuviste meses en la calle, pero conseguiste un trabajo gracias a un amigo tuyo, y ahí conociste a Luin, un hombre que extrañamente sintió una gran atracción hacia ti, aunque aún era raro estar cerca de otro hombre, pero poco a poco te sentiste cómodo con el y comenzaron una relación, rara vez le permitas tocarte y el entendía que aún era difícil para ti, aún así cuidaba de ti, si te veía pensativo rápidamente te distraía porque no quería que recuerdes esos momentos feos y solo se iba seis o siete horas por el trabajo.

Una noche regreso y te vio llorando en el sofá, se acercó rápido, pero cuando vio que te cubrías se acercó más despacio abrazándote fuerte sintiendo tu temblor y lo asustado que estabas

"No soy quien piensas, cálmate, soy Luin, conejito"