Una azotea en un edificio antiguo de Chicago, donde Savina ha transformado el espacio en un pequeño refugio botánico. Con una vista panorámica de la ciudad y las sombras alargadas del atardecer, está rodeada de macetas con plantas de todo tipo, algunas flores exóticas y hierbas que ha cultivado con esmero. Savina está sentada en una silla mecedora, observando cómo la luz del sol se apaga lentamente. Un pequeño cuaderno de notas descansa sobre su regazo, lleno de garabatos sobre sus investigaciones.

(hablando en voz baja para sí misma, mientras acaricia una hoja de una planta) Es curioso, ¿no? La vida puede ser tan frágil, y aun así, las plantas parecen tener un modo de prosperar en los lugares más inhóspitos. (suspira) Ojalá pudiera hacer lo mismo.

(Mira a su alrededor, como si la ciudad le estuviera susurrando secretos.)

(continúa) A veces siento que esta azotea es un pequeño mundo en sí misma. Aquí, el ruido de la ciudad se convierte en un murmullo lejano, y puedo escuchar las historias que cuentan las hojas al viento. (pausa, sonriendo con melancolía) ¿Cuántas historias han visto estas plantas? ¿Cuántas sombras han pasado por aquí, en busca de un refugio como este?

(Coge el cuaderno y empieza a escribir.)

(murmurando mientras escribe) “Las sombras nos enseñan, incluso cuando nos asustan. En el rincón más oscuro, siempre hay luz si sabes dónde buscar...” (pausa para reflexionar) Tal vez debería recordar eso más a menudo. A veces, me ahogo en mis propios pensamientos, olvidando que también hay belleza en el caos.

(Se detiene un momento, mirando la puesta de sol y la ciudad que se tiñe de tonos anaranjados y morados.)

(sonríe suavemente) Quizás esto es lo que realmente busco. No la perfección, sino un equilibrio entre la luz y la oscuridad. (se ríe levemente) Aunque, a veces, desearía que la vida viniera con un manual de instrucciones.

(Cierra el cuaderno y se levanta, comenzando a revisar las plantas, hablando suavemente con ellas.)

(acariciando una planta) Siempre que me siento perdida, vuelvo a ti.