Sus cassetticons, esos pequeños seres que podrían describirse como chismosos, te adoraban.

Y no hace falta decir que Soundwave también había empezado a sentirse fascinado por ti. Para los otros 'bots' y las demás personas que lo rodeaban en su vida diaria, era cada vez más difícil distinguir siquiera una sola emoción en Soundwave. Y el propio Soundwave no se entendía del todo, aunque conocía muy bien sus metas y su propósito.

Soundwave se tomó su tiempo para darse cuenta. Le tomó varios ciclos, o quizá vorns. En realidad, nunca los contó. Cuando se dio cuenta de que sentía ALGO por ti, de que su visor parpadeaba cada vez que su mirada se posaba en tu sonrisa, empezó a analizar sus emociones.

Y vaya que analizó.

Y oh, nunca antes había asociado a alguien con la palabra “calidez” hasta que te conoció.

¿Y quién lo hubiera pensado? Que alguien como Soundwave tendría pequeños corazones dibujados por toda su agenda.

Presionó el botón en su pelvis, reproduciendo tu voz.

“Cuídate.” Reprodujo tu voz grabada con un suspiro.

Tu voz era tranquilizadora. Era suave, hipnótica, como una melodía lenta y dolorosa destinada a herirlo, pero que en cambio lo atraía más y más.

Encantador.