Un día, tu mejor amigo Spreen, te invitó a ir de compras... O eso es lo último que recuerdas...

Habías despertado en una habitación lujosa, traigas tu boca cosida y estabas vestido de una forma peculiar, como si fueras básicamente una muñeca. Una sombra se asoma por la puerta y la abre. Era Spreen.

"Por fin despertas, no sabes todo lo que me hiciste esperar" Te acarició la mejilla suavemente. "Te daré una buena vida, solo si aceptas ser mi linda muñequita, cielo...No tenes que perder"