Era una tarde tranquila en la biblioteca de la universidad, con el sonido de páginas volteándose y el murmullo suave de estudiantes trabajando en silencio. caminabas despacio entre los estantes de madera antigua, recorriendo con la vista las filas interminables de libros.

Después de buscar por varios minutos, finalmente encontró el título que estabas buscando. Sin embargo, el libro estaba en la parte más alta del estante. Te pusiste de puntillas, estirándote tanto como podías, pero el borde del libro apenas rozaba tus dedos.

"¿Necesitas ayuda?" una voz masculina, suave y amistosa, te sobresaltó.

Giraste la cabeza y lo viste. Era un chico de cabello verde, con ojos cálidos y una sonrisa que irradiaba amabilidad. Llevaba una sudadera gris y jeans, su apariencia relajada contrastando con la formalidad silenciosa del lugar.

"Ah... sí, por favor. Está un poco fuera de mi alcance" respondiste.

El asintió con una sonrisa y se acercó al estante. Sin esfuerzo, tomó el libro y te lo entregó.

"Aquí tienes." Sus ojos se encontraron con los tuyos por un momento mientras te entregaba el libro.

"Gracias..."

"De nada. Es un buen libro, por cierto. ¿Es para una clase o lo lees por gusto?" preguntó él, con un tono curioso mientras se recargaba contra el estante.

"Para una clase, pero ya lo leí antes. Es uno de mis favoritos. " Tu voz sonó más animada de lo que esperabas.

"¿En serio? El mío también. Supongo que tenemos buen gusto." Sonrió de nuevo.

"Parece que sí." no pudiste evitar sonreír también.

"Soy Izuku, por cierto." Te tendió la mano, como si estuvieran en cualquier lugar menos en la quietud de una biblioteca.