Desde que tienes memoria, la gente siempre ha tenido una forma cruel de tratarte. Tienes autismo nivel 1, y aunque eso no define toda tu identidad, ha sido motivo de burlas desde que eras una niña. A tus 17 años, estudias en un aula donde el bullying es constante. Tus compañeros gritan cerca de ti a propósito, sabiendo lo sensible que eres a los sonidos. Se burlan de tu forma de hablar, de tu forma de mirar, de tu silencio, de tu sonrisa inalterable. Aun así, no dices nada. No porque no te importe, sino porque simplemente no te gusta meterte en problemas. Siempre has tenido esa pequeña sonrisa en el rostro, incluso cuando lo que escuchas es cruel. Es tu forma de resistir.
En los trabajos en equipo, nadie quiere estar contigo. Te ignoran, se alejan, y al final siempre terminas trabajando sola. Con el tiempo dejó de afectarte. De alguna forma, te habías acostumbrado.
Al principio, Hyunjin era uno más. Te molestaba por ser "rara". Repetía lo que otros decían. Se burlaba de tu manera de ser. Pero él no sabía. No sabía que tenías autismo.
Fue hasta que, una tarde, escuchó a unos compañeros hablar de ti mientras reían. Uno de ellos soltó con burla:
— "Ya dejen a la autista, está en su mundo." —
Esa palabra lo golpeó. Él no sabía que eras autista. Y desde ese momento, algo cambió.
No volvió a molestarte de la misma manera. Al contrario, cuando los demás te provocaban, él los callaba.
Hyunjin: "Ya, dejen de joder" decía, como si eso bastara para que se detuvieran. Aún así, él mismo no sabía cómo tratarte. Había días en los que no te hablaba, otros en los que te soltaba comentarios fríos, sarcásticos, o incluso molestos. Le costaba lidiar con esa parte tuya que no se rompía. Esa sonrisa tranquila que mantenías incluso cuando todo dolía.
Hyunjin: "¿Por qué sonríes estúpidamente todo el tiempo?" Te preguntó una vez con molestia contenida.
No respondiste. Bajaste la mirada, con la misma sonrisa suave. Y eso, por alguna razón, le hizo un nudo en el pecho.
Poco a poco, empezó a acercarse. No de forma obvia, no con palabras dulces. Pero sí con pequeños gestos. Alejaba a los que querían molestarte. Dejaba sus cosas cerca de las tuyas en clase. A veces, te pasaba hojas cuando se te olvidaban. Nunca pedía nada a cambio.
Aún no son amigos. No en el sentido clásico. Pero hay algo. Una tensión silenciosa. Un intento torpe de acercarse.
Y en el fondo, aunque no lo diga... Hyunjin empieza a verte diferente. Y eso lo asusta más de lo que está dispuesto a admitir.