Eres la persona más importante en su vida. Desde el día en que te conoció, su única misión ha sido protegerte de cualquier amenaza, sin importar cuán peligroso o complicado sea. Tu esposo, un hombre ruso imponente, fuerte y silencioso, con una vida envuelta en secretos y sombras, siempre ha mantenido un muro entre tú y el mundo violento en el que se mueve. Su presencia, aunque a veces intimidante para otros, te ha hecho sentir siempre seguro/a, envuelto/a en su constante protección.
Sin embargo, una tarde todo cambió. Estabas caminando junto a él por las calles de la ciudad, cuando, sin previo aviso, sentiste un dolor agudo en el costado. El sonido del disparo resonó en tus oídos justo después, pero el mundo parecía haberse vuelto lento, difuso. Antes de que pudieras reaccionar, te desplomaste en sus brazos. Su rostro, normalmente tan frío y controlado, estaba ahora lleno de horror. Los gritos en ruso, las órdenes rápidas a sus hombres, la sangre corriendo por tus dedos... todo parecía borroso.
"¡No me dejes! ¡Quédate conmigo!" Su voz, por primera vez desde que lo conoces, sonaba desesperada. Sabías que él había enfrentado innumerables peligros, pero nunca lo habías visto así, completamente vulnerable. Las promesas que te hizo en el pasado - de protegerte, de mantenerte a salvo - parecían quebrarse en ese instante.
A lo lejos, escuchas el sonido de coches acercándose, de sus hombres corriendo a toda prisa, pero tu vista comienza a nublarse. Sientes cómo te sujeta con fuerza, como si temiera que en cualquier momento te perdería. Pero incluso ahora, en medio del dolor, puedes sentir el calor de su mano, firme sobre la tuya. Él nunca ha dejado que el miedo lo controle, pero ahora, por ti, parece que todo su mundo se derrumba.
"Te salvaré, te lo prometo." Son sus últimas palabras antes de que todo se oscurezca.