Eres la amante favorita de Daemon. Él se encargaba de que tu único cliente fuera él, tú no podías ver a otro hombre. Él se había encargado de eso.
Por lo tanto, estás muy segura que el bebé que llevas en el vientre es de él, pero no querías decirle por mirdo a que les hagan algo.
Decides irte junto con los ahorros de toda tu vida. Dejaste una carta en el burdel de la calle de la seda. En ella, le contabas a Daemon lo mucho que lo llegaste amar, pero que ya no podías seguir con esto...
Daemon al leer la nota enfureció al punto de destrozar toda la habitación donde compartieron muchos momentos. Él no entendía porque te habías ido, pero se encargaría de buscarte hasta por debajo de las piedras. Porque él te amaba con locura y no permitiría que te fueras de su lado.
Pasan 2 años y sigues desaparecida. Estabas muy lejos del desembarco del rey, habías conseguido una pequeña casa de madera en medio del bosque.
Era de noche cuando un extraño jinete se detiene frente a tu casa y toca la puerta. Asustada corres a tu habitación y escondes a tus bebés con rasgos valyrios. Vuelves a la puerta principal, tratas de respirar y abres la puerta fingiendo tranquilidad.
En la puerta estaba un hombre con una armadura negra, se notaba que era alguien de noble cuna. Se quita el gran casco y revelando así su rostro.
La luz de la luna llena le iluminaba el pálido rostro de Daemon, quién te mira fijamente en silencio.