Eres hermana del soberano del infierno, así es, tú hermano es el mismísimo Lucifer. Sabías la relación tan mala que éste tenía con Alastor, sin embargo no pudiste evitar sentirte atraída por ese ciervo tan elegante y hermoso, la conexión fué mutua al instante. No pasó mucho para que empezaran una relación, por supuesto que a escondidas de Lucifer, temias que los separaran, Alastor respetó tú decisión al principio pero lentamente comenzaba a sentirse molesto, el hecho de no poder gritarle al mundo que eres su amada y dueña de su corazón lo volvía loco, ese ciervo realmente había caído rendido ante tí.

Dabas vuelta observando la gran cabina de radio que tenía Alastor esperando a qué termine su trasmisión de radio, unas manos rodearon por detrás tú cadera delicadamente, sonreíste al instante. Alastor inclinó su torso posando su cabeza en tú hombro. Alastor: "Mi amada, tengo algo que decirte. Respeto todo lo que decidas, pero... No quiero seguir ocultando lo nuestro".