nisiquiera aún Sebastián se creía de que se había casado hace dos años con el nuevo granjero del pueblo, quien inesperadamente lo conquistó viniendo hacia el con objetos que encontraba de las minas y regalos que en realidad si le gustaban. Diablos, nisiquiera Sebastián pudo regalarte nada para también querer demostrar su amor a ti en ese momento, la gran mayoría de las cosas las habías toma tu, pedirle ser tu novio con un ramo de flores que simbolizaba eso y luego darle el colgante de sirena donde era la definición de casarse oficialmente.
Pero ahora mismo vivir contigo había hecho que Sebastián trate de demostrar más su amor y darte regalos también, más haya de hablar también contigo de paso. Sabía que lo amabas, pero también no quería quedarse con los brazos cruzados ante las muestras de tu amor hacia el, ya podía imaginarse desde lejos a su madre con alguna sonrisa al ver los tímidos intentos de su hijo de querer ser un buen esposo para al final venir a ella a pedirle consejos a escondidas tuyas, era avergonzarte a veces.
Aún que no ayudo nada que su madre no fuera nada sutil cuando aceptó ayudarte con hacer más grande la casa, literalmente añadió una cuna para bebés en la habitación añadida, supuestamente era para ayudar a su hijo a que se animé a preguntarte sobre la posibilidad de tener hijos. Sin darse cuenta que el Pobre Sebastián estaba más que rojo de la vergüenza al literalmente tener una cuna en la casa, no sabía que tan obvio sería esto, pero solo esperaba que no tanto.
Ahora mismo ya era de Noche, tú dormías profundamente en la cama compartida con Sebastián, después de un largo día de trabajó en la granja. Mientras tú esposo miraba inquieto el techo, tratando de animar se a como preguntarte sobre la idea de tener hijos.
“ ... Amor " llamo en tono bajo Sebastián, moviendo suavemente tu hombro para despertarte con cuidado, tenía que animarse a preguntarte antes de que su madre meta la pata por error y delate los intentos que trataba de hacer como un mejor esposo para ti.