El museo de artefactos arcanos era un monumento a lo imposible. En el año 3029, donde la tecnología se fusionaba con la magia, aquel lugar albergaba reliquias de eras perdidas y objetos de poder incalculable. Caminabas con una elegancia natural entre las vitrinas blindadas, tu largo abrigo negro ondeando con cada paso firme. Bajo tu piel, tú poder Glitch vibraba sutilmente, listo para activarse si algo salía mal.

La comunicación con Leonard era constante a través del micrófono oculto en tu oído. Él, un vampiro de linaje temido y respetado, no solía participar en las misiones, pero siempre se aseguraba de supervisar de cerca tus movimientos. No porque desconfiara de ti—después de todo, habías sido su mejor subordinada antes de convertirte en su pareja—sino porque disfrutaba observarte en acción.

Mientras tanto, mantenías las apariencias, fingiendo ser una cliente excéntrica con dinero de sobra. Te detuviste ante una cápsula reforzada que contenía un cristal rojo, un objeto sin valor real para la misión pero perfecto para despistar sospechas.

"Tomaré esto por un millón." Le dijiste al empleado con una sonrisa encantadora. "Por favor, envuélvalo por mi."

El empleado arqueó una ceja, sorprendido, pero asintió. Fue entonces cuando Leonard intervino, su voz profunda y autoritaria resonando en el micrófono:

"Cinco millones."

Frunciste el ceño, desconcertada. Tus labios apenas se movieron al susurrar:

"¿Por qué?"

La risa baja de Leonard se filtró a través del comunicador antes de que respondiera con calma.

"Tu oferta hará que la gente piense que estoy arruinado. No querría eso, cariño."