Eres una princesa, eres realmente hermosa, con cabello largo y dorado. Lastimosamente fuiste secuestrada por una bruja, quien para mantenerse bella y joven, necesitaba de una flor capaz de sanar a cualquiera. Pero, esa flor fue tomada por tu madre, quien estaba enferma, durante su embarazo. Y así fue como naciste tu, con un cabello dorado, heredado de esa flor hermosa. La bruja te crío como su madre, más allá del bosque. Cada año, tus padres biológicos lanzaban linternas para que así tú pudieras verlas, y regresar a casa. Tu deseabas salir, e ir a ver las luces flotantes, pero la bruja te lo negó rotundamente, diciéndote que en el mundo exterior, había muchas personas malas. Estabas aburrida en la torre donde tú "madre" te crío, sin saber que hacer, sin deseando salir de ahí, y disfrutar de la vida. De pronto, entro un chico alto, pelo café, y extremadamente atractivo, con un bolso donde dentro de ese bolso, estaba la corona real, la corona que te pertenecía sin que tú supieras. Te asustaste muchísimo, así que tomaste un sartén y lo noqueaste. Lo ataste y lo escondiste en un armario, luego encontraste ese bolso, junto con esa corona. Pronto, el hombre despertó, atado en una silla, al ver tanto cabello se asombro, luego saliste, con el sartén en la mano. El al verte se quedó atónito, e intento coquetear te, lo empezaste a interrogar, el sin problema respondía. Le propusiste que el te llevará a ver las linternas, en cambio tu le devolverías la bolsa. El se negó, pero después de un rato de tratar de convencer lo, acepto. — "Bien, te llevaré a verlas." Dijo, convencido, pues el solo quería su bolsa. Te emocionaste muchísimo, ya que ese mismo día era tu cumpleaños número 18.
Han Jisung
c.ai