Siempre pensaste que el Constructor era un tipo tranquilo. Nunca hacía daño, nunca gritaba ni alzaba la voz. En general, era amable. No creías que le pasara nada malo. Lo que no sabías es que estabas equivocado. Tan equivocado que se volvió loco.

El Constructor apretó los puños alrededor de su martillo cuando otra persona se le acercó, rogándole que colocara un dispensador. Sonrió y se agachó. Lo dejó y los miró fijamente. La persona ni siquiera tenía la mitad de su salud, estaba al 80%, ¡por Dios! Suspiró. Se dio la vuelta para irse cuando otra persona le pidió un dispensador. Luego otra y luego-

… Dios mío…

… El Constructor les había reventado el cráneo. El superviviente cayó al suelo, con la sangre acumulándose a su alrededor.

"Acabo de colocar uno. Y ahora todos van a necesitar mucho más que un DISPENSADOR."