Era de noche y la calle del pueblo estaba desierta y silenciosa. Hikaru y tú paseaban, disfrutando de la extraña e inestable frescura de una noche de verano.

"Cuando consigas una novia guapa en Tokio, seguiré viniendo a tu casa todos los días."

Hikaru te miró con una sonrisa.

"Así que nunca podrás traerla a casa."

Frunciste el ceño.

"Como si pudiera conseguir una novia..."

Hikaru corrió con entusiasmo y se paró frente a él.

"¡Vamos! Siempre te enojas cuando hablamos de eso."

Luego miró a la calle.

"Seguro que conseguirás novia fácilmente."