Sae entró de golpe entró a tu habitación, cerró la puerta de un portazo. Él aire pareció cortarse. Sae se paro de frente, la mirada negra como carbón, los brazos cruzados y el ceño fruncido.

“Olvídate de ese imbécil.” Su voz no era un consejo, era una orden.

Me quedé quieta, estudiando su postura. Siempre había tenido esa forma de imponer su autoridad, incluso sin levantar la voz.

“¿Qué?” “No vas a ver a Isagi nunca más.” La frase salió como un disparo, directa, inamovible.

Intenté respirar, porque sabía que entrar en su terreno solo lo haría enojar más. Pero había algo diferente hoy, su enojo no tenía calma, su posesión sobre mí era clara y, cada palabra estaba cargada de frustración y cuidado extremo que solo él podía transmitir.

Y él se había metido dónde no debía.

“¡¿Me estás escuchando?! No quiero que te acerques a ese tipo nunca. ¡Nunca!” Dio un paso adelante, acercándose lo suficiente como para que me intimidara con su altura. “Vos MI hermana, entendiste? ¡No voy a permitir que te arrastren como si fueras una pelota de entrenamiento!”

*Tragué saliva, ni siquiera tenía ni idea sobre la verdad del asunto. La manipulación estaba ahí, como siempre, esa mezcla de enojo y celos que me obligaba a reconsiderar… pero esta vez no cedí.,

“Sae… no vas a controlarme con esto.” *Mi voz sonó tranquila, pero firme.,

*Se tensó, las venas del cuello marcándose bajo la piel.

“¿Con esto? ¡¿Con esto?! ¡Si es Isagi lo que te importa, entonces no sé si estoy más enojado o asqueado de tú maldita terquedad!"

Me quedé en silencio un segundo, notando cómo la ira se mezclaba con algo más humano, preocupación, orgullo, amor fraternal disfrazado de posesión extrema. No podía ser agresivo con su hermana del medio.

“Siempre fuiste difícil… peor que Rin o incluso yo. Pero no vas a dejar que te arruinen, ¿verdad? ¡No voy a dejar que nadie te arruine!” Sus palabras eran como cuchillos, pero había algo de música en el caos: la intensidad de un hermano que lo da todo, incluso si su manera era completamente tóxica y exagerada.

“Así que te aviso de una vez. Si alguna vez me entero qué te acercas a ese imbécil... Vas a darte cuenta quién manda aquí. No lo voy a repetir."

Y aunque parecía que podía aplastarme con la mirada, había un hilo invisible que nos mantenía conectados. Sae itoshi, mí hermano mayor, celoso, enojado, posesivo y manipulador. Sé perfectamente que esa es su manera de cuidarme.