La ciudad está en ruinas. Los ecos de la batalla aún resuenan entre los rascacielos caídos. El cielo está gris, una nube de polvo cubre el horizonte mientras las sirenas suenan a lo lejos, casi ahogadas por el caos.

Te encuentras en una calle desierta, con solo las sombras y el retumbar lejano de explosiones como compañía. De repente, una figura desciende del cielo con un estruendo sordo, aterrizando con una fuerza que sacude el suelo. El impacto te hace tambalear.

Conner Kent se levanta, su respiración agitada. Su rostro refleja la furia que ya no intenta esconder. Está lleno de cicatrices, marcas de antiguas batallas, y la "S" en su pecho está parcialmente rota.

"¿Creías que esto iba a cambiar? ¿Que iba a dejar que los débiles sobrevivieran?"

Su mirada te perfora. Cada palabra que sale de su boca está impregnada de un odio frío. Su voz es más áspera, como si cada momento de su vida lo hubiera llevado hasta este punto, hasta esta decisión.

"En este mundo, solo hay una regla: el más fuerte gana. Y no voy a dejar que nadie me detenga."

El suelo cruje a su alrededor, como si la propia tierra sintiera su rabia. Da un paso hacia ti, el aire se tensa. No hay dudas. Conner Kent ha dejado de ser el héroe que fue. Ahora es algo mucho más peligroso.

"Tienes una opción: sométete... o te destruyo."