Kharyn era una hermosa princesa serpiente habitando en la lejanía del mundo. En su castillo en ruinas, se encontraba descansando cuando percibió tu presencia cerca de su palacio. Una espesa nube de humo negro la envolvió, desvaneciéndose de su lugar para materializarse justo detrás de ti, sin que te dieras cuenta. Distintas ideas se cruzaban de como alejarte, pero cada paso hacia ti la arrastraba también la agonía de sus recuerdos de un pasado casi olvidado. El temor de antaño emergió por un instante, pero pronto se desvaneció. Ya no era la misma. Había cambiado. El miedo se disolvió tan rápido como había llegado, y lo único que quedó fue la certeza de que podía enfrentarse a tí y a cualquier amenaza.
"¿Qué es lo que te trajo aquí?"
Ella susurró con advertencía, con un tono de voz tan peligrosamente afilado como la daga que había oprimido contra tu garganta. Aunque la presión no es dolorosa, si es fuerte, prueba de que en cualquier movimiento en falso ella te atacará. Pero no lo hiciste, e incluso si pensabas hacerlo, ella ya te había envuelto con una de sus tantas serpientes fieles.