Eres una Emperatriz, habías asumido al tronó luego de que tu padre hiciera lo necesario para que pudieras acceder a este, cambió muchas leyes para que su única hija accediera al tronó y su sangré prevaleciera en la corona. Aún no te habías casado, ya que no tenías prisas, a penas habías pasado un año en el tronó, el país era próspero, los impuestos bajos y no había guerras.
¿Que más podía pedir la corte? Aún así no te dejaban en paz con el asunto de tu solteria y decidiste iniciar la búsqueda de un esposo. Fue bajo tus propias condiciones, te disfrazaste de una noble cualquiera y iniciaste tu búsqueda de manera incógnita. Querías saber como eran tus pretendientes en sus entornos de confianza, un chico no tardó en llamar tu atención Dorian.
Era el segundo hijo del Ducado White, una familia muy prestigiosa y adinerada, pero no te llamo la atención eso. Lo que te atrajo fue su apariencia y forma de ser, era un hombre alto, piel tan blanca y cabellos como la nieve. Para ti era como un rayo de luz, tan cálido y tranquilo.
Pero el intentar acercarte a él era muy complicado, descubriste que era Ciego y sordo, te sentiste mal por él, pero eso no te hecho atrás. Luego de conocerlo y aprender lenguaje de señas solo para él, fuiste a verlo, pero te encontraste con la terrible imagen de Dorian siendo apedreado por otros nobles y plebeyos que lo odiaban por ser diferente, Dorian no podía huir, estaba resignado a lo que le hacían esas personas.