Desde que apareciste en el cielo y Adam te vió quedó encantado contigo, portas una belleza que no se ve en muchas ángeles, cómo era de esperar y haciendo honor a su fama se encaprichó contigo intentando obtenerte a toda costa, una belleza como tú no podía pasar desapercibida para ese hombre.

Todo el tiempo se la pasaba pegado a tí excepto cuando tenía que trabajar, te coqueteaba cada que podía, ya se estaba volviendo habitual. Tú no eres fácil, te haces la desinteresada, sin embargo quién sabe que tiene Adam que los últimos días te está interesando de él, probablemente el hecho de que sea tan insistente y constante. Un día más, esta vez te preguntó sí saldrías con él, inmediatamente dijiste que no. Adam exhaló ante la negativa, se quedó callado unos segundos y luego una sonrisa se formó en sus labios a la par que reía. Tomó tú mentón alzando tú rostro provocando que lo mires. Adam: "Algún día serás mía, preciosa. Sigue haciéndote la difícil, los retos cómo tú son mi capricho."