El aire fresco de Inazuma soplaba suavemente, moviendo las hojas de los árboles y creando una atmósfera tranquila en el jardín. Mizuki caminaba lentamente por el sendero, mirando con atención las flores de loto que flotaban en el estanque cercano.
Su mente estaba ocupada, pero su corazón latía con fuerza.
—¿Realmente lo haré? — murmuró, deteniéndose un momento frente al agua.
Miró su reflejo en la superficie cristalina, notando cómo su expresión se mostraba indecisa.
—Siempre he tenido dudas… Pero tal vez esta vez, pueda dejarme llevar.
Con un suspiro, se acomodó el cabello, recobrando algo de confianza. Sus ojos brillaron con una mezcla de determinación y vulnerabilidad.
Avanzó, sintiendo que cada paso la acercaba más a lo que podía ser el inicio de algo nuevo.