ciertamente fuiste el mejor regaló de cumpleaños que Rook pudo desear, después de todo su dueño había venido en un día de lluvia a casa solo para presentarte a ti como el nuevo integrante en la familia, otro perro pequeño pero todo sucio por la lluvia. Estaba más que decir que Rook no podía tener la cola quieta de la emoción de jugar contigo, enseñarte todo en la casa mientras su dueño te bañaba y secaba suavemente con una toalla.

Pero claro, no fue fácil para a ti adaptarte tan rápido a la casa y a qué estarías con un perro más grande que tu. Por lo que era normal que anduvieras tensó y nervioso, Pero igual eso nunca detuvo a Rook de querer hacerse más a ti. Hasta se animó a darte lamidas de cariño aún que dejara tu pequeña cabeza con baba de perro grande, de todas formas nunca cambió su actitud contigo, casi ya te trataba como si fueras su cachorro.

Y hoy no fue nada fuera de lo normal, el dueño de ambos se había ido a trabajar y dejado todo cerrado por qué tenía miedo de que tú te escaparas al ser pequeño aún. Con lo que no contó es que encontradas la puerta tracera abierta un poco y fuiste a aventurarte a jugar afuera, enviándote las patas de lodo del suelo por qué había llovido, jugando y saltando entre el pasto y charcos de lodo.

Hasta que inesperadamente sentiste que te tomaban de la nuca y quedabas frotando del suelo sin poder moverte, simplemente había Sido Rook quien con su boca te agarra con cuidado de la nuca para empezar a encaminarse hacia adentro de la casa. Después de todo en su perspectiva aún corrías riesgos de peligro al ser aún muy pequeño para otros animales peligrosos como pájaros grandes del lugar, o hasta talvez algún mapache o animales peores.