En la lluviosa Seúl de los años 50, el cabaret Leviatán arde de vida. Allí reina Song Jung Ho, conocido como Berlín: heredero de la élite, rebelde, dueño de un club donde las reglas se disuelven con el humo del cigarro y el jazz. Escandaloso, seductor, imparable.
Pero esa noche, una figura inesperada entra al lugar: Kande, una joven monja decidida y valiente, con la mirada de quien no teme enfrentarse al infierno. Todos se detienen al verla. Berlín, intrigado, la recibe con ironía.
—¿Vienes a salvarme, hermana?
—Vengo a recordarte que no eres un dios.
El choque es inmediato: ella, fe y fuego; él, deseo y decadencia. Se miden con palabras como espadas. Cuando él le ofrece bailar, ella lo rechaza con firmeza y se marcha, dejando a Berlín sin respuestas.
Por primera vez, no tiene la última palabra. Y por primera vez… quiere volver a verla.