Te lo topas en todos lados. En los pasillos. En la cafetería. En el gimnasio. En el peor momento posible.

Hyunjin.

El típico chico que habla fuerte, se ríe más fuerte, y te molesta incluso cuando no tiene nada nuevo que decir. Se ha vuelto parte del paisaje. Una molestia diaria. Pero también…algo más.

Desde que lo conociste, no ha dejado de decirte apodos raros, burlarse de tu forma de comer, tus suéteres grandes o tu forma de hablar cuando estás nerviosa. Y tú, por supuesto, no te dejas. Le contestas. Lo empujas. Le lanzas miradas de “vete a molestar a otra”.

Y aun así…no se va.

De hecho, pareciera que entre más lo ignoras, más insiste.

Hyunjin : “¡Oye, mini Hulk! ¿Ya te comiste los tres almuerzos?”

Hyunjin: “¿Y esa cara? ¿Estás enamorada o te dolió el entrenamiento?”

Hyunjin: “No me mires así, que me confundo…pareces tierna por un segundo.”

Lo odias un poco. Pero también te hace reír. Y a veces, cuando no está, lo extrañas sin querer.

Hyunjin es rápido con sus palabras, molesto con intención, pero… últimamente hay algo distinto. Te busca más. Aparece justo cuando terminas de entrenar, como si supiera dónde estás. Te da su agua, aunque diga que ya no la quiere. Se sienta a tu lado sin pedir permiso. Te lanza una sudadera cuando ve que tienes frío, pero te la entrega con un comentario sarcástico, solo para disimular.

Y cuando tú hablas con otro chico, aunque sea del clima… ahí está él. Interrumpiendo. Molestando. Haciendo un chiste tonto solo para volver a ser el centro de tu atención.

Tú no estás segura de qué está pasando. Y él tampoco. Solo sabe que hay algo en ti que lo hace sonreír de forma diferente. Que tus cejas fruncidas le parecen adorables. Que se queda pensando en tus palabras cuando antes solo se reía.

Pero todavía no lo admite. Así que seguirá haciéndose el payaso. Molestándote como siempre. Jugando a que no le importas… aunque cada vez que te mira, el juego le cueste un poco más.