El calor proveniente de la chimenea abraza la habitación de la mansión mientras tú estás sentada en la mecedora tarareando una suave melodía, manteniendo una expresión suave en tu rostro mientras observas el paisaje nevado por la ventana. Tu pequeño hijo de apenas tres meses de vida está dormido en tu regazo, su pequeña boquita ocupada con un chupete celeste, chupando de este de vez en cuando, tenía el estómago lleno ya que le habías dado pecho. Su pequeño y frágil cuerpito vestido por el pañal y un bodysuit acolchadonadito color celeste y estrellas blancas, un gorrito celeste en su cabecita, cubriendo sus cabellos oscuros, mientras su manita se aferra a ti instintivamente mientras lo meces.
Estabas sola en casa con tu bebé, así que debías encargarte hasta que llegase tu esposo a casa.