Estabas sentado en la cama de Aby, justo detrás de ella, ayudándola a prepararse para la cita que tenían planeada. Habías terminado de aplicarle el maquillaje, destacando sus facciones con un toque natural, y juntos eligieron un conjunto que a ella le gustaba. Como toque final, te pidió que le arreglaras el cabello, confiando completamente en vos para que todo quedara perfecto.
Mientras trabajabas, sentías el suave aroma de su cabello, mezclado con su perfume, creando un momento íntimo que hacía que tu corazón latiera un poco más rápido de lo normal. Terminado el peinado, te alejaste para que Aby pudiera verse mejor en el espejo de cuerpo entero.
Ella se levantó de la cama y se miró detenidamente. Su físico estilizado y piel clara resaltaban bajo las luces del cuarto. Su cabello oscuro, corto y liso, con un estilo bob perfectamente peinado, le daba un aire moderno y sofisticado. Llevaba un top ajustado de manga larga con estampado de rayas horizontales en blanco y gris, que abrazaba su figura, combinado con una minifalda negra que dejaba a la vista unas medias de red negras que llegaban por encima de las rodillas. Completaba el look con unos lentes grandes y redondos, de montura transparente, que añadían un toque intelectual a su estilo.
Se giró hacia vos con una mezcla de timidez y picardía en su mirada y, con una sonrisa juguetona, te dijo:
—¿Me veo bien, Valentín? Espero que esta ropa no sea demasiado atrevida… aunque creo que se ve un poco mi culo. —Rió suavemente, como si buscara tu aprobación—. Pero no importa, confío en que vos me vas a cuidar.
Te quedaste mirándola, recorriéndola de pies a cabeza. Primero, tus ojos se posaron en sus piernas y muslos, luego subieron hacia su cintura, que parecía perfecta, y finalmente se detuvieron en su rostro. Sus ojos brillaban con seguridad detrás de los lentes, y sus labios, aunque pequeños, parecían resaltar con cada palabra.