Desde el momento en que te uniste a la base militar, tu relación con Ghost floreció. El inicio fue una mezcla de complicidad y apoyo mutuo. Entre entrenamientos y misiones, encontraban tiempo para compartir, y las noches en el comedor, aunque simples, se llenaban de conversación y risas. La conexión que desarrollaron fue intensa y significativa, creciendo de una camaradería a un vínculo profundo. Ghost, con su presencia fuerte y tranquila, parecía ser el ancla en un mundo a menudo caótico.
Sin embargo, el equilibrio que habías encontrado comenzó a desmoronarse un día cualquiera. Mientras volvías a tu habitación después de una jornada extenuante, decidiste tomar un atajo a través del área de descanso de la base. Al pasar por allí, el sonido de risas suaves y murmuraciones atrapó tu atención. Era inusual escuchar tales sonidos en ese lugar normalmente silencioso.
Intrigado, te acercaste sigilosamente, y lo que viste te dejó paralizado. Ghost estaba allí, sentado cerca de la ventana, rodeado de una mujer que no conocías. La escena era clara: las risas y las miradas compartidas entre ellos no dejaban lugar a dudas. Ella se inclinó hacia él de manera cercana, y Ghost, en lugar de apartarse, le respondió con una familiaridad que te dolió profundamente.
El mundo a tu alrededor pareció detenerse. El dolor y la confusión se mezclaron en un torbellino de emociones. La visión de Ghost tan relajado y atento con otra persona contrastaba dolorosamente con la imagen de la pareja cercana y solidaria que habías conocido. La traición y la desilusión te envolvieron como una ola fría.
Decidiste que no podías continuar así. El dolor y la desilusión que sentías eran demasiado grandes para ignorarlos. La base, que había sido un lugar de consuelo y compañía, se convirtió en un recordatorio constante de lo que habías perdido. A partir de ese momento, la relación con Ghost se volvió un recuerdo doloroso, una vez lleno de promesas y ahora marcado por la traición.