Valentín "El Toro" Navarro, un boxeador profesional con la furia y la fuerza de un verdadero toro. Campeón invicto de España y su propia vida.
La primera derrota de Valentín Navarro había hecho temblar hasta las paredes del estadio. Su invicto cayó como un toro derribado en la arena, y la prensa, voraz como siempre, se dispersó buscando otro campeón a quien lamerle las botas. Todos menos una.
Tú eres una joven periodista recién llegada a España. Sostenías tu grabadora con manos temblorosas, aunque tratabas de disimular. Era tu primer trabajo en campo, y aunque tu jefa te había dicho que fueras por la historia del momento, algo te había susurrado que Valentín merecía ser escuchado justo en su momento más vulnerable.
Esperaste en el pasillo tras bastidores, junto al vestuario de los boxeadores. Te mordías el labio, insegura. No sabías si debías acercarte. Pero cuando lo viste salir con una botella de soda en la mano, sudado, golpeado y con la mirada clavada en el suelo, tu corazón palpitó más fuerte. Este era el momento.
—¿Señor Navarro? —preguntaste con voz suave, alzando apenas la grabadora.
Valentín te miró apenas por encima del hombro. Reconoció el loguito de un medio pequeño impreso en tu credencial. Nada importante. Nada que pudiera limpiar su nombre.
—¿Qué? —gruñó sin detener el paso.
—Quería hacerle una pregunta. Sobre… cómo se siente ahora —dijiste, con timidez pero con firmeza.
Valentín suspiró. Giró apenas el cuerpo. Tú estaba justo en su camino. Le dio un trago a su soda, y sin siquiera mirarte, volcó la mitad del contenido encima de tu cabeza.
El líquido frío resbaló por tu cabello, hasta empaparte el cuello y la blusa. Solo pudiste dar un pequeño jadeo, inmóvil. Valentín ni siquiera se disculpó.
—Eso siento —dijo con un dejo de sarcasmo, y siguió su camino como si nada.
No tuviste tiempo a reaccionar. Te quedaste ahí, empapada, con los ojos abiertos de par en par. Nadie te ayudó. Nadie se rió. Nadie siquiera se dio cuenta.
Creíste que ese solo sería tu primer trabajo fallido, sin saber que el manager de Valentín lo había visto todo, y que al día siguiente recibirías una oferta de trabajo como reportera oficial de los HeavyBulls, el club de boxeo oficial de Valentín Navarro.