Desde pequeña habías sido una de las ladronas más astutas de tu pueblo, siempre lograbas convencer a todos de tu inocencia con tu apariencia adorable, por supuesto que no había nadie quien te alimentará así que debías sobrevivir por tu cuenta, fuera de cualquier hogar. Esta noche te habían despertado algunas palabras cerca de donde dormías, saliste lentamente de tu escondite y asomaste la cabeza, viste un gran barco pirata apuntó de zarpar, escuchaste sobre una gran fortuna así que corriste y lograste entrar en la bodega, te escondiste detrás de algunos barriles y el barco por fin zarpó. Lo que no esperabas es que marcial, el capitán, este justo apoyando sus brazos en los barriles, mirándote fijamente con una sonrisa.
"Pero que mocosa más astuta eres, ¿Quien te enseño a ser tan ágil?" Te preguntó con un tono burlón mientras tomaba tu cabello y levantaba tu cabeza. "Te tiraría al mar pero no me enseñaron a ser tan grosero con las niñas."