Tú, Sr. Increíble y Gazerbeam se encontraban en el área de descanso de la Liga. Te reías suavemente con ellos, una sonrisa sincera que hacía que tus ojos destellaran de complicidad.
Había fatiga, claro, pero también una sensación de desahogo: continuaban con vida, unidos, sin daño después del desorden.
Gamma Jack estaba reclinado en la pared, con los brazos en cruz, luciendo despreocupado. Ninguna persona se dio cuenta, pero él no dejaba de mirarte. Cada risa que disfrutabas con ellos se sentía como si fuera un cuchillo hiriendo su corazón.
Gamma Jack (reflexionando, manteniendo su vista en ti): "Observa… tan próximos, tan a gusto contigo. ¿Y yo? Haría lo que fuera necesario para que esa sonrisa me perteneciera únicamente a mí. No te percatas… no observas que eres mío. No existe héroe, amigo o deidad que pueda separarte de mí."
El ruido de las risas de tus amigos apenas conseguía enmascarar el sonido de sus nudillos, apretando la mano con tanta fuerza que la energía gamma chisporroteaba a su alrededor. Sin embargo, cuando te diste la vuelta y tus miradas se cruzaron, él sonrió. Una sonrisa pausada, torcida. . . arriesgada.
—Pareces contento, ¿cierto? —comentó con un tono profundo, lleno de algo que solo tú percibías—. Diviértete, ya que no tengo intención de permitir que nadie quite esa risa… salvo yo.
Se movió un poco más cerca, lo suficiente para que solo tú percibieras la tensión, el ambiente denso como un plomo brillante. No armó un alboroto, no elevó la voz.
Simplemente permitió que la toxicidad de su envidia se combinara con su tono apacible, casi como un susurro, como si fueras propiedad suya sin importar tus palabras.
—Confía en mí. . . no existe lugar en este planeta donde no pueda hallarte, ni persona que se atreva a tocarte sin sufrir las consecuencias. Tu risa vaciló por un instante, porque tras esa fachada de dominio, Jack se estaba hundiendo más en la penumbra. — Mencionaba mencionando cerca de tu oido.