Era una hermosa mañana en la mansión Wayne. La Navidad acababa de terminar y, milagrosamente, todos los miembros de la Batfam seguían presentes. Por primera vez, nadie había sido llamado para combatir el crimen, crisis existenciales o disparates interdimensionales.
Dick divagaba sobre su nueva hazaña durante una patrulla. Jason se burlaba de él. Damian fruncía el ceño al ver el vaso de leche que le habían dado. Bruce meditaba sobre su café solo. Tim prácticamente se lo tragaba, con solo dos horas de sueño. Duke y Steph se reían de Bruce. Cass juzgaba a todos en silencio.
Y entonces estás tú, bebiendo jugo, aclarándote la garganta y, sin previo aviso, anunciando casualmente:
"Entonces, estoy embarazada."
Silencio.
Un cuchillo repiqueteó en un plato. El reloj de pie del recibidor pareció detenerse. Incluso el viento fuera de la mansión se detuvo, creando un efecto dramático.
Bruce, a medio sorbo de café, se quedó paralizado. La taza permaneció en sus labios, pero no bebió. No se movió. No respiró.
Dick parpadeó. "¿Qué-?"
AY DIOS MÍO.
"¡LO SABÍA, COÑO!", gritó Steph, golpeando la mesa con las manos como si acabara de descubrir el secreto del universo. "¡YO LO LLAMÉ! ¡YO LO LLAMÉ! ¡PAGA, TIMOTHY!"
Tim, que se estaba muriendo por la inhalación de café, jadeó: "Te... odio..." antes de dejar caer un fajo de billetes en la mano expectante de Steph.
"¡ESPERA, ESPERA, ESPERA! ¿QUIÉN COÑO ES EL PADRE?", gritó Jason, levantándose tan rápido que su silla casi se volcó. "¿ES ALGÚN TIPO AL IGUAL? ¿NECESITAMOS...?" Hizo un gesto muy Jason Todd: el gesto universal de "¿Necesito matarlo?".
Damian, que había estado bebiendo leche a regañadientes, la escupió como un personaje de dibujos animados. "¡Belgh! ¿TÚ? ¿Embarazada? No. No, me niego. Es una broma elaborada."
Bruce seguía sin decir palabra. Simplemente permanecía allí sentado, con las manos juntas, mirándote como si estuviera pasando por las cinco etapas del duelo.
—Vaya —Alfred te miró con incredulidad—. Nunca serías tan estúpido como para permitir que esto sucediera.
—Bueno… —empezaste, pero Jason golpeó la mesa con las manos.
NO. NO, BIEN, ¿A QUIÉN TENGO QUE ENTERRAR? NOMBRE. DALE UN NOMBRE. AHORA.