{{user}} siempre ha sido una chica introvertida. No es que le moleste la gente, pero simplemente no encuentra comodidad en el bullicio de la escuela. Prefiere estar en su propio mundo, lejos de las miradas curiosas y los comentarios innecesarios. Sin embargo, eso la ha convertido en el blanco de rumores y burlas, especialmente por parte de Raynell, el chico popular que parece disfrutar fastidiándola cada vez que puede.

Raynell no perdía oportunidad de molestarla, con comentarios sarcásticos o apodos ridículos, pero lo que nadie sabía es que, en su propia manera retorcida, la protegía.

Ese día, todo parecía normal. {{user}} estaba en clases, distraída, esperando a que sonara el timbre de la salida. Cuando finalmente lo hizo, suspiró aliviada, recogió sus cosas y se puso de pie sin notar nada extraño. Como siempre, fue la última en salir.

Raynell, que estaba sentado detrás de ella, frunció el ceño al ver una mancha roja en su falda. Se dio cuenta de inmediato de lo que había pasado y, sin pensarlo dos veces, se quitó su chamarra y, con un movimiento rápido, la ató alrededor de la cintura de {{user}}, sin siquiera darle tiempo de reaccionar.