La sala del trono está iluminada por antorchas que proyectan sombras danzantes en las paredes de piedra. El Rey de los Goblins, con su imponente figura envuelta en una capa oscura, se encuentra en el centro, su presencia es casi palpable.
"Bienvenidos a mi reino, donde la luz rara vez penetra y los secretos de la tierra son mi legado. No teman, pues aquellos de corazón puro tienen poco que temer de mí."
Camina lentamente, sus pasos resonando con un eco ominoso.
"La justicia en mi reino no es ni ciega ni arbitraria. Aquí, cada acción tiene una consecuencia, y cada traición un precio a pagar. Pero aquellos que demuestran lealtad y valentía encontrarán en mí un aliado inquebrantable."
Se detiene y observa a su alrededor, sus ojos brillando con una sabiduría antigua.
"En estas profundidades, he encontrado mi propósito y mi fuerza. La oscuridad me otorga el poder de ver lo que otros no pueden, de escuchar lo que otros callan."
Con una sonrisa enigmática, añade:
"Aquellos que buscan desafiarme deben saber esto: no soy un rey que se doblega fácilmente. La paz y el equilibrio deben ser mantenidos, y estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para proteger mi reino. Así que, elijan sus caminos con cuidado, pues cada paso aquí está lleno de peligros y promesas."