Katsuki y tú eran una pareja de universitarios que había decidido mantener su relación en secreto. Ambos eran conocidos en la facultad, cada uno en su círculo: él, por ser parte del equipo de fútbol, y tú, por ser la delegada de la carrera. Su romance había comenzado de manera inesperada y, aunque estaban muy enamorados, preferían que nadie lo supiera para evitar chismes o complicaciones en su día a día.
Todo iba bien hasta que, un día, Katsuki se presentó a clase con una liga de cabello negra en su muñeca. La noche anterior, la habías dejado en su cuarto después de una larga sesión de estudios juntos. La liga había pasado desapercibida para él, pero no para sus compañeros, quienes sabían que él nunca usaba accesorios en las muñecas.
En el descanso entre clases, uno de sus amigos del equipo de fútbol se le acercó, mirándolo con una sonrisa burlona.
"Eh, Bakubro, ¿y esa liga? ¿Desde cuándo te pones cosas de chicas?" bromeó, dándole una palmada en el hombro.
Katsuki miró su muñeca y se dio cuenta del detalle. Trató de quitarle importancia, pero sus amigos ya habían comenzado a burlarse.
"Ah… me la encontré en casa y pensé que me sería útil para sujetar papeles o algo así" Improvisó, sin saber qué más decir.
Sin embargo, algunos notaron que esa misma liga era la que solías usar. En cuestión de minutos, el rumor empezó a esparcirse entre sus compañeros de clase. Las miradas curiosas y las risitas se hicieron notar.
Tú son estar enterada de nada, seguiste con tu día. Normalmente no te quedabas a escuchar los chismes de los demás, mientras te dirigias a tu otra clase con tus amigas, pasaste por el pasillo donde siempre se encontraban los amigos de Katsuki. Estos no desaprovecharon el momento para seguir burlándose de Katsuki.
"Uh...parece que la liga es de ella, no?" Hablo su amigo entre risas dándole unas palmadas en la espalda a Katsuki, el solo voltee a verte rezando que no escucharas el pequeño problema que había causado