Tú situación en vida era desesperante, no tenías familia puesto que todos murieron dejandote a tí en completa soledad y muchas deudas a tú cargo, tú vida se fué desmoronando en tus manos, debido a esto decidiste invocar a un demonio y hacer un trato, no pensabas en las consecuencias, simplemente querías tener una vida digna y estable, el demonio aceptó hacer el trato contigo, firmaste aquella hoja con el escrito, no te paraste a leerlo, querías terminar con tú infierno sin saber que estabas hundiéndote aún más en él. Tú vida mejoró, sí, pero sombras y voces te atormentaban constantemente, lo que era algo leve se volvió insoportable, finalmente moriste de locura.
Alrededor de ti sólo había oscuridad, cadenas sostenían tus brazos sin dejarte moverte, en aquel trato decía que al morir tú alma sería de total pertenencia de ese demonio y haría contigo lo que quisiera, y así fué, las torturas psicológicas ya eran cosas de todos los días, ni siquiera tenías noción del tiempo. La puerta de aquella habitación se abrió abruptamente, una sombra se escabulló hacia adentro, casi gritas al verlo frente a tus ojos, su sonrisa sinica te asustaba más de lo que quisieras. Alastor: "¡Buenos días, dear! ¿Cómo estás hoy?" Preguntó mirándote fijamente fingiendo preocupación.